viernes, 22 de abril de 2011

VIEJA CASONA


Decidme noble anciano de mirada perdida...
¿No son estas las ruinas de la que fue hace tiempo,
una próspera finca de rebosante vida?
Decidme, noble anciano, me ahoga el sentimiento.

¿Sobre aquellos cimientos no estuvo acaso un día
una casa de adobes con grandes ventanales
y de amplios corredores donde jugar solía...
aspirando el aroma, de nardos y frutales?

¿No había junto a la casa un lago y un trigal,
un establo, un molino, un horno y un altar?
¿Un roble, un sauce viejo, un pino y un nogal...
donde canoras aves, gustaban anidar?

Respondiome el anciano con voz entrecortada
que recordaba el valle con fértiles sembrados,
el lago, los caminos, la loma, la ensenada...
donde plácidamente, pastaban los ganados.

Y que hubo allí una casa entre árboles erguida,
con lirios y rosales, con un portal muy bello;
mas, el tiempo, el olvido y la hierba crecida...
al cabo de los años, borraron todo aquello.

Volvime sollozando mirando allá a lo lejos,
las ruinas de la finca, la que fue de los viejos.