sábado, 9 de abril de 2011

Aquel Graffiti...




Aquel graffiti en la pared de la vieja fábrica le traía recuerdos…
Tantos, que le era imposible pasar por los aledaños del lugar y, no desviar sus pasos hacia el muro que, después de tantos años, aún mostraba los colores de su improvisada declaración de amor juvenil.
Una y otra vez se veía a sí mismo tomando de la mano a Clara y mostrándole henchido por igual, de orgullo y amor, su obra: la palabra “Amor”, pintada con vistosos colores azules y letras al más puro estilo del graffiti…
En aquel momento mágico y eterno, pues parecía que perduraría por siempre, la chica se volvió, y con lágrimas en los ojos, le dijo:
-“Yo también te amo”.
Y se fundieron en un torpe beso que no por poco experimentado, resultó menos hermoso…
Hoy, todo aquello había acabado. Ella tenía su propia familia, él estaba a punto de casarse, pero lo que quedó plasmado de forma tan bella en aquel muro, y a la par en los dos corazones, seguía vivo. Su amor, hoy transformado en amistad, continuaba brillando en aquella pared, recordando a todo el que quisiera entenderlo, que hay momentos en la vida, que por haber sido “pintados” tan a conciencia en las paredes de nuestro corazón, el tiempo nunca podrá borrar …