De un farol, bajo su lumbre,
le confesé un día mi amor...
me dijo con pesadumbre
te puedo causar dolor.
No comprendí la respuesta
sus ojos tristes miré,
había preparado fiesta
y en vez de reir, lloré.
Quise abrazarla y entonces,
de mi lado se apartó...
tras las luces de los coches
en la ciudad se perdió.
Hoy que han pasado los años
he vuelto al mismo lugar,
a buscar en los escaños
algo para recordar.
Solamente se encontraba
aquel farol encendido
y un anciano que vagaba...
entre la bruma escondido.
Pero en verdad el anciano
no era otro mas que yo,
deambulando de la mano
de un amor que se perdió.