Debajo de tu balcón
te dejé un ramo de flores,
también canté una canción
declarando mis amores.
Tuve que dejar el ramo
porque tú, no te asomaste,
no merece ni el reclamo
la forma en que me plantaste.
No volveré a tu ventana
para qué si bien lo sé:
La oveja con todo y lana
para otro corral se fue.
Lástima de aquel ramito
también de la serenata,
pues me salió derechito
el tiro por la culata.
Pero, de todas maneras
si escuchaste la canción,
..con guayabo y con ojeras...
Valió la pena el plantón.
Debajo de tu balcón
se marchitaron las flores,
se me rompió el corazón
y, murieron mis amores.
¡Así es la vida, señores!
