No dejo sola mi tierra
sus lagunas y sus suelos,
si en sus entrañas descansan
mis taitas y mis abuelos.
No abandono mi pueblito
aunque lluevan amenazas,
porque quiero envejecer
bajo el alar de sus casas.
Tomándome un aguardiente
sentado en un bulto'e papa
o disfrutando un café
recostado en una hamaca.
No me voy, aquí me quedo,
para adorar mi terruño,
caminando por sus calles
con felicidad y orgullo.
Y finalmente decir
que si uno quiere su tierra...
jamás la dejará sola
y hasta morirá por ella.
Porque al contemplar su cielo
la vida se hace más bella.