Celebremos el diario vivir
pues vivir es cuestión deliciosa,
aspirando el olor de una rosa...
o el cariño de un niño, sentir.
Caminar bajo el sol del verano
y a la sombra de un árbol posar,
al que sufre poderlo ayudar...
simplemente tendiendo la mano.
En las noches contar las estrellas
o escuchar de la brisa el vaivén,
dar un beso del uno hasta el cien...
disfrutando mil cosas pequeñas.
Regalar ramilletes con flores
o un pedazo de pan compartir,
en las nubes al cielo subir...
con dos alas de bellos colores.
Saludar con respeto a la gente
o en un parque volar la cometa,
de ilusiones llenar la maleta...
levantando orgullosos la frente.
Del amor esparcir las semillas
bendiciendo la vida y la suerte,
un buen quite sacarle a la muerte...
alabando al Señor, de rodillas.
¡Sin dejar de tenerlo presente!