Un gorrión está entonando
su temprana melodía,
con sus trinos anunciando
el llegar de un nuevo día.
Me pongo en pie presuroso
y me asomo a la ventana,
para admirar el hermoso
despuntar de la mañana.
Contemplo con grande anhelo
que el sol ya quiere salir,
mirando el azul del cielo
se engrandece mi sentir.
Entonces alegremente
comienzo con mi labor,
por la vida y por mi gente
dando gracias al Señor.
Pasa el tiempo lentamente
sin prisa transcurre el día,
y en la tarde nuevamente
se escucha la sinfonía,
de los gorriones cantando
serenata vespertina,
con sus trinos anunciando
que la noche se avecina.
Me recojo ya cansado
en el calor de mi hogar,
esperando ilusionado
otro alegre despertar.