Un instante, un sueño,
pétalos de flor al vuelo.
Brisa de primavera en otoño
llenando de color el cielo.
Cerrar los ojos,
aspirar a pleno
el oxígeno que inflama el pecho,
éxtasis de la magia
que se disfruta en el momento.
Los árboles bailan libres
sin abandonar el suelo,
las olas del mar contestan
lo que grita el pensamiento.
Libertad de volar con las gaviotas
cumpliendo los sueños,
de recorrer el universo
saltando en el tiempo.
Respirar, mirar, volar.
Suspirar, crear, soñar.
El universo conspira
para cumplir deseos,
la imaginación se agita
adivinando versos,
la mano se apresta
a desbocar los dedos
en frases, palabras y letras
acallando besos.
El amor pasea
como nube al viento,
dejando en cada esquina
un aroma a incienso
que se esparce y flota
como nube ígnea de átomos dispersos,
impregnando cada rincón
de mi espíritu inquieto.
Me volveré letra viva
en las páginas del firmamento,
inmortalizando las palabras
en un momento cierto.
Poseo la varita mágica
que me eternizará con un sólo movimiento
y mis labios pronunciarán el conjuro
que abrirá las puertas del vasto universo.
Cerraré los ojos,
mis alocados duendes harán el resto,
iluminando con la luz de las luciérnagas
los mitos y leyendas que esconden mis huesos,
las historias pasadas que vivió mi cuerpo.
Y, desnudando las letras olvidadas
en algún tintero,
enviaré a mis musas sobre nubes
a sembrar poesías por el mundo entero...