Una tarde al mirarme al espejo
tristemente me puse a pensar,
me llegaron los años de viejo
ya el cabello comienza a nevar.
Mi sonrisa no muestra, cual niño,
la blancura del puro marfil
y mis ojos no tienen el brillo,
de soleadas mañanas de Abril.
Ya se fueron los tiempos aquellos,
juveniles de ilusión y sueños
y al espejo me miro tal cual,
aceptando de forma apacible
..que a mi vida llegó irremediable...
¡La vejez pedregosa y fatal!