Cuando tenemos el viento a favor es fácil caminar en la vida: todo sale según lo previsto.
La gente te saluda de otra forma y te da mil parabienes: admiran y se alegran de tu felicidad.
En cambio, cuando el viento viene a la contra y te da de cara, el esfuerzo es mayor, hay mas desgaste y te cambia la fisonomía de la cara.
Todos más de una vez hemos oído hablar de nuestro Ángel de la Guarda, con alas y que nunca vimos.
En cambio, cuando el viento viene a la contra y te da de cara, el esfuerzo es mayor, hay mas desgaste y te cambia la fisonomía de la cara.
Todos más de una vez hemos oído hablar de nuestro Ángel de la Guarda, con alas y que nunca vimos.
A parte de éste, existen otros muchos ángeles que en los momentos difíciles están a nuestro lado, sufriendo nuestro sufrir, padeciendo nuestro padecer.
Estos ángeles sin alas son las personas que vemos a nuestro alrededor; son nuestros seres queridos: mujer, esposo, hijos, hermanos, familiares, vecinos, conocidos, el personal del hospital que te atiende...
Todos colaboran de alguna forma u otra para que pronto volvamos a tener el viento a favor.
Muchas gracias a todos los que, durante mi hospitalización, han formado este equipo de ángeles, incluyendo a mis amigos blogueros.
Muchas gracias a todos los que, durante mi hospitalización, han formado este equipo de ángeles, incluyendo a mis amigos blogueros.