sábado, 8 de octubre de 2011

EL AJEDREZ



Es un juego que siempre me ha gustado. No existe un juego tan completo y emocionante como éste. Se le conoce como “El rey de los juegos y el juego de los reyes”.Cuando se juega se equilibran los cinco sentidos:
- La vista: Rápidamente se pone en marcha. Ves si el tablero está bien colocado con el cuadro blanco a la derecha de cada jugador. Si tus piezas y las del enemigo están bien ordenadas cada una en su puesto .
- El oído: Cualquier ruido es percibido por el jugador; máxime si se juega con el reloj. El silencio es el que debe imperar.
- El olfato: Cuando uno de los dos tarda en menear ficha, se huele algún ataque peligroso o que va a caer alguna pieza de valor. Notas que el enemigo lo está pasando muy mal.
- El gusto: Cuando uno ve una pieza del enemigo como próxima presa y que no tiene salida alguna, nos da gusto y nos anima a seguir jugando.
- El tacto: Tienes el dedo puesto sobre la pieza porque no te encuentras seguro de ese desplazamiento. Cuando con tu reina u otra pieza das jaque mate y desplazas al rey, se nota la satisfacción del ganador y con su mano derecha estrecha la mano del perdedor.

Una vez, estando en Madrid con mi amigo Ignacio Larrión un domingo por la tarde, nos pusimos a jugar despues de comer y estuvimos hasta las ocho. Salimos con la cabeza llena de piezas de ajedrez, pero habíamos cumplido el objetivo de resistir hasta el máximo. ¡Vaya apuesta!

Muchas veces he comparado el juego del ajedrez, con la vida. Todos tenemos nuestro lugar. Unos son jefes, otros empleados, mendigos, nobles, plebeyos, pero al final, “una vez terminado el juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja” (Proverbio italiano)
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