El mito se
remonta al momento en que el cuerpo del Apóstol Santiago es trasladado a
Galicia por sus discípulos. La casualidad quiso que llegase a Bouzas cuando se
estaba celebrando una boda. Entre los cantos y actividades, que tenían lugar,
los señores a caballo practicaban un juego que consistía en arrojar sus lanzas
al aire y galopar para recogerla antes de que tocase el suelo.
El novio, que
participaba también en este juego, tuvo la mala suerte de que una vez tirada la
lanza, su caballo se adentrase en el mar y se sumergiese. Ante lo cual, los
presentes, vieron con asombro como del caballero y su caballo sólo quedaba una
estela de espuma brillante que se dirigía hacia una nave que se acercaba a la
orilla. Aquella nave era la nave en la que llegaba el cuerpo del Apóstol
Santiago. Al fin, salieron el novio y el caballo a la superficie, y todos
pudieron contemplar como caballero y montura estaban en perfecto estado y
recubiertos de conchas de vieira…
En honor al
milagro producido, desde entonces, todo peregrino del Camino de Santiago de
Compostela, lleva en su sombrero y en la esclavina de su sayal una concha de
vieira.